miércoles, 3 de febrero de 2010

De sus hermosos ojos, dulcemente

...De sus hermosos ojos, dulcemente,
un tierno llanto Filis despedía
que, por el rostro amado, parecía
claro y precioso aljófar transparente;

...en brazos de Damón, con baja frente,
triste, rendida, muerta, helada y fría,
estas palabras breves le decía,
creciendo a su llorar nueva corriente:

...«¡Oh pecho duro, oh alma dura y llena
de mil durezas!, ¿dónde vas huyendo?,
¿dó vas con ala tan ligera y presta?»

...Y él, soltando de llanto amarga vena,
de ella las dulces lágrimas bebiendo,
besola, y solo un ¡ay! fue su respuesta.

Francisco de Aldana
(1537-1578)

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