domingo, 4 de octubre de 2015

Canción del pirata

                        Mar nocturno con tormenta, Ivan Aivazovsky (1849)

Con diez cañones por banda,
viento en popa, a toda vela,
no corta el mar, sino vuela,
un velero bergantín.
Bajel pirata que llaman,
por su bravura, el Temido,
en todo mar conocido,
del uno al otro confín.
 

La luna en el mar rïela,
en la lona gime el viento,
y alza en blando movimiento
olas de plata y azul;
y ve el capitán pirata,
cantando alegre en la popa,
Asia a un lado, al otro Europa,
y allá a su frente Estambul.
 

"Navega, velero mío,
         sin temor,
que ni enemigo navío,
ni tormenta, ni bonanza
tu rumbo a torcer alcanza,
ni a sujetar tu valor.

        Veinte presas
        hemos hecho
        a despecho
        del inglés,
        y han rendido
        sus pendones
        cien naciones
        a mis pies.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.

 

Allá muevan feroz guerra
          ciegos reyes
por un palmo más de tierra;
que yo tengo aquí por mío
cuanto abarca el mar bravío,
a quien nadie impuso leyes.

        Y no hay playa,
        sea cualquiera,
        ni bandera
        de esplendor,
        que no sienta
        mi derecho
        y dé pecho
        a mi valor.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.

 

A la voz de «¡barco viene!»
         es de ver
cómo vira y se previene
a todo trapo a escapar.
Que yo soy el rey del mar,
y mi furia es de temer.

        En las presas
        yo divido
        lo cogido
        por igual.
        Solo quiero
        por riqueza
        la belleza
        sin rival.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.

 

¡Sentenciado estoy a muerte!
       Yo me río;
no me abandone la suerte,
y al mismo que me condena
colgaré de alguna entena,
quizá en su propio navío.

        Y si caigo,
        ¿qué es la vida?
        Por perdida
        ya la di,
        cuando el yugo
        del esclavo,
        como un bravo,
        sacudí.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.

 

Son mi música mejor
        aquilones,
el estrépito y temblor
de los cables sacudidos,
del negro mar los bramidos
y el rugir de mis cañones.

        Y del trueno
        al son violento,
        y del viento
        al rebramar,
        yo me duermo
        sosegado,
        arrullado
        por el mar.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar."


José de Espronceda
      (1808-1842)

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